lunes, 20 de noviembre de 2017

Zasha

Que personaje era Zasha, inteligente, profundo, simple y triste, con el tiempo la tristeza fue tomando camino hacia el corazón de Zasha, dentro de el vivía un sentimiento que lo hostigaba constantemente y en estos últimos días de forma permanente, el presentimiento de una falsedad en su interior y de que toda su existencia es parte de un regocijo falso por la vida, su única salida aparente en su mente era la montaña, esa amada panorámica que embarga de alegría con su plenitud y realidad; realidad aparente y momentánea que termina al volverse a la ciudad y a esa tristeza que presiona con toda su gente.

Zasha era una persona muy tímida y muy transparente, tan transparente que se podía ver a través de el tan fácilmente, se delataba constantemente ante los demás, delataba su debilidad y su falsedad, buscaba con desanimada inquietud la decepción de los demás, la decepción de los demás respecto a el y a su reprimida personalidad. Zasha se reprimía a el mismo, su mente lo agobiaba constantemente con preguntas filosas y sin respuestas que hacían sangrar el auto estima disminuida con los años cada vez mas.

Zasha se sentía exigido al estar con otras personas, preocupado de sus movimientos, de el mismo y de los demás, de sus palabras, su gramática, su tiempo, y su aceleramiento, veía en sus ojos la imagen de la existencia alejarse en un espacio negro e infinito, sudaba, tartamudeaba y se tropezaba en su mente con otras voces que venían a chocar con el; siempre se alentaba a si mismo a vencer sus miedos y sobre todo a vencer el pánico que le generaban las personas, en especial las mujeres que tienen esa mirada que hurga en lo mas profundo del alma y saben, se dan cuenta, ven a través y ven la verdad de la persona y en el caso de Zasha, la falsedad, las mujeres para Zasha eran oráculos que podían decir y hacer lo que quisieran con el, pero la decepción que provocaba solo lo llevaba a la humillación y a la autodestrucción con una ingenuidad tan honda como diáfana.
Zasha sentía mucha rabia consigo mismo y odiaba lo insuperable de todos sus problemas, lo radical que se había vuelto su vida y sus sentimientos, lo peligrosa de su soledad y los diálogos que tenían esas distintas voces que vivían en el, muchas de ellas habían optado por atacarlo constantemente, aprovechando su soledad y la precariedad de sus vivencias monótonas y maquinales.

La pasión para Zasha era un fósil de vidas anteriores, vivía viendo el mundo con los ojos entrecerrados en la oscuridad de su cueva, inmóvil y resignado a la comodidad de su soledad y de su espacio libre de toda exigencia de otros y terceros, rehuía a lugares cada vez mas lejos en su mente, aumentando el espacio entre el y el mundo de las tres dimensiones.

La semilla de su exilio auto infligido se plantó en un Zasha aún niño, entrando a su adolescencia reconoció la discriminación ante su aspecto físico, para el fue tan grande la traición que el mundo cometía contra él, contra él que quería tanto al mundo y llenaba de besos y sonrisas como un niño feliz y libre en cariño; una mancha pintó de pronto su corazón y comenzó a tener cuidado con el mundo, ahí Zasha descubrió que el mundo no era tan amigable y que por el contrario era muy hostil y precipitado y había que tener mucho cuidado y ser muy cuidadoso.

Ya en su plena adolescencia se había llenado de ira contra el humano y se prometió nunca ser eso que tanto lo hacia arrugar, como un sabor intensamente amargo, ese sabor fue el veneno que perforo su interior y comenzó a entrar en la profundidad de su corazón. Su promesa estaba intacta, no ha sido, ni es, eso tan malo que eran todas las malditas personas, seguía siendo un ser adorable incluso encantador, pero la constante contradicción y traición de sus creencias culpa de un ecosistema desarraigado de su interior, que volcó toda su energía hacia la futilidad de una vida material y estética insoportable, su promesa peligra seriamente, cree estar perdiendo la cordura y sus ojos se han vuelto hacia dentro y tienen una mirada que escudriña su interior y de forma crítica mira todo y delata una aversión a si mismo, descalificándose y reprendiéndose, sacando en cara sus torpes movimientos y su ingenuidad sin fronteras que lo hacían caer una y otra vez en la humillación y decepción de los otros.

A Zasha lo había colonizado un parásito, estaban en su cabeza y en sus ojos, le esta causando una apoplejía que en cada momento que ocurre mas le impide moverse y obliga a la inmovilidad, con sus ojos entrecerrados en su cómoda cueva libre de toda esa maldad que a ratos entra y aplasta su cuerpo sin remordimientos, o quizás con todo el remordimiento dentado y ensangrentado con el veneno.

Sin embargo Zacha colgaba entre la vida y la muerte anclado a un viejo roble en su vida, su instrumento, el violonchelo, lo que no sabia decir en palabras, lo hacía vibrar con los crines de su arco. A veces sentía que su vida estaba dentro de su instrumento, su cueva ahí dentro en el cajón resonante de su violonchelo y desde ahí veía como las cuerdas vibran sin ser tocadas. Era parte de una orquesta, tocaban Tchaikovsky, el frió de Siberia sonaba de entre sus manos que bajaban por los brazos como témpanos desde el golfo congelado de su pecho, desde su núcleo agonizante y sin latidos.

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